
Riberalta, Beni – El Vicariato Apostólico de Pando, con su corazón latiendo en la Amazonía boliviana, conmemora con profunda alegría y gratitud 83 años de servicio ininterrumpido a las comunidades amazónicas. Erigido un 29 de abril de 1942 por el Papa Pío XII, este importante pilar de la fe católica nació con la misión crucial de tender una mano espiritual a las poblaciones siringueras dispersas a lo largo de los caudalosos ríos Acre, Beni y Madre de Dios, extendiendo su labor incluso hasta las zonas norteñas del departamento de La Paz.
Desde sus inicios, el Vicariato se erigió como un faro de esperanza en una región vasta y, hasta entonces, en gran medida inexplorada. La fiebre del caucho del siglo pasado marcó el nacimiento de los primeros asentamientos, impulsados por la llegada de comerciantes gomeros. En este contexto de expansión y desafíos, la Iglesia Católica, a través del Vicariato, asumió un rol fundamental en la evangelización y el acompañamiento espiritual de estas comunidades pioneras.
La elección de Riberalta como sede no fue casualidad. Su ubicación estratégica la convirtió en un punto de conexión vital con la intrincada red de ríos que surcan la Amazonía, facilitando el acceso a las comunidades más remotas. Esta visión estratégica permitió al Vicariato desplegar una labor pastoral cercana y constante, adaptándose a las particularidades de un territorio extenso y diverso.
A lo largo de estas ocho décadas, la historia del Vicariato Apostólico de Pando ha estado intrínsecamente ligada a la vida de sus habitantes. Más allá de la labor evangelizadora, la institución ha desempeñado un papel crucial en la formación integral y el fortalecimiento del tejido social de las comunidades rurales.
En la actualidad, el espíritu de servicio y compromiso con la Amazonía se mantiene vivo y se renueva a través de proyectos de evangelización llevados a cabo en estrecha colaboración con el Instituto de Pastoral Rural (IPR). Esta alianza estratégica tiene como objetivo principal la formación y el acompañamiento espiritual de las familias que residen en las comunidades rurales, fortaleciendo así los lazos de fe y promoviendo el desarrollo humano integral.
Con 83 años de historia a sus espaldas, el Vicariato Apostólico de Pando se consolida como una institución con un profundo arraigo amazónico, un rostro que refleja la riqueza cultural y la singularidad de su gente. Su legado de fe, servicio y compromiso con las comunidades ribereñas continúa siendo un faro de esperanza para el presente y las futuras generaciones de la Amazonía boliviana.