Vicariato Apostólico de Pando 26.09.2021

Vivirán esta semana en la Amazonia, jardín de Dios puesto en nuestras manos.

Queridos peregrinos de la Semana de la Hermandad en Bolivia, acogiéndoles en el Vicariato Apostólico de Pando, permítame recorrer las líneas que constituyen el rumbo del camino que irán recorriendo en esta experiencia eclesial.

La hermandad como estilo de vida

La Hermandad nos propone una espiritualidad misionera a través del compartir experiencias y vivencias. Por ende la “hermandad” propone un estilo de vida, una manera de ser.

Enseña la Encíclica de Papa Francisco “Fratelli tutti” (3 de octubre de 2020) que la hermandad es encuentro y construye verdadero crecimiento humano y espiritual; es auténtico desarrollo.

Va en contra ruta con los que piensas que para tener desarrollo hay que enfrentarse, hay que arrancar ventajas, que no hay que fiarse del otro. La hermandad está en otro rumbo del que piensa que hay que sembrar desconfianza y odio.

Comienza asumiendo que el otro no es un adversario sino un hermano con el cual encontrarse, construir y caminar. Se hace compartiendo experiencias de vida; la hermandad es vivencia.

Este “caminar juntos” nos hace “peregrinos” en nuestra vida y hermanos en nuestro andar. Esto se fortalece con el compartir.

Los jóvenes, iglesia en salida solidaria

Hay jóvenes entre ustedes que dedicaron un año al voluntariado en Alemania dentro de esta experiencia de la Hermandad. Esto los ha enriquecidos. Amplió sus conocimientos y sus relaciones; los llevó a conocer y entender mejor lo que ustedes mismos iban viviendo. Apreciaron la belleza de encontrarse, de la mano tendida, de la ayuda solidaria. Estas experiencias, ofrecidas a los jóvenes de la Iglesia de Bolivia como de Alemania, son prioridad para la Hermandad porque estas construyen un mundo distinto; un mundo mejor y nos hacen Iglesias en salida.

Las mujeres, protagonistas eclesiales.

Entre los jóvenes un rol especial lo tienen las mujeres: ellas son protagonistas de la sociedad desde abajo, desde la cotidianidad. A menudo no están en las cabezas políticas de la sociedad y sin embargo son la fuerza diaria de la familia, de las organizaciones de barrios y de las comunidades rurales, de los colegios y de las oficinas. También en el camino eclesial las mujeres reclaman el reconocimiento de su presencia y dignidad; de su rol y funciones desde la pastoral a la ministerialidad en la comunidad y en la liturgia.

“En el horizonte de renovación trazado por el Concilio Vaticano II, se siente cada vez más la urgencia de redescubrir la corresponsabilidad de todos los bautizados en la Iglesia, y de manera especial la misión de los laicos. La Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica (6-27 de octubre de 2019), en el quinto capítulo del documento final, señaló la necesidad de pensar en “nuevos caminos para la ministerialidad eclesial”. No sólo para la Iglesia amazónica, sino para toda la Iglesia, en la variedad de situaciones, “es urgente que se promuevan y se confieran ministerios para hombres y mujeres … Es la Iglesia de hombres y mujeres bautizados que debemos consolidar promoviendo la ministerialidad y, sobre todo, la conciencia de la dignidad bautismal.” (Documento Final, n. 95). (Carta del Santo Padre Francisco al prefecto de la congregación para la doctrina de la fe sobre el acceso de las mujeres a los ministerios del lectorado y del acolitado)

Por cierto: el desafío de las mujeres se constituye en aportar desde su manera de ser también adentro de nuestro camino eclesial. (cf. 1 P 2, 9).

El camino sinodal

Este camino ha pedido a nuestras Iglesias (Bolivia y Alemania) salir, ir al encuentro de las demás realidades eclesiales y civiles para jugar ahí una presencia de verdaderos hermanos que supera las barreras en el mismo tiempo que no pierde la propia identidad.

Desde la Hermandad se abre entonces un espacio de protagonismo de los jóvenes (hombres y mujeres) en la Iglesia que continúan el desafío de construir el camino eclesial en sinodalidad y que piden ser integrados en los mismos espacios de discernimiento pastoral.

Estamos en el rumbo de la sinodalidad que propone la Asamblea Eclesial de América Latina y Caribe y que también nos requiere adhesión y participación por qué es parte del camino eclesial en lo que estamos sumergidos.

El encuentro con la Amazonía

Por último – no cierto por importancia – este camino en la Amazonía Boliviana nos ve hoy comenzar la peregrinación de esta “Semana de la Hermandad” que es también “Semana de la Creación”. “La querida Amazonia se muestra ante el mundo con todo su esplendor, su drama, su misterio” (QA 1).  Para muchos de ustedes es la primera vez que llegan a este territorio. Calor y mosquitos les darán la “bienvenida” pero no se dejen distraer de la contemplación de este jardín, de su majestuosidad y vigor, de lo grande y de lo pequeño. Mirando todo esto pensemos a como Dios valoró a la humanidad confiándoles esta porción importante de la creación. “Lo hago para ayudar a despertar el afecto y la preocupación por esta tierra que es también “nuestra” e invitarles a admirarla y a reconocerla como un misterio sagrado; por otro lado, porque la atención de la Iglesia a las problemáticas de este lugar nos obliga a retomar brevemente algunas cuestiones que no deberíamos olvidar y que pueden inspirar a otras regiones de la tierra frente a sus propios desafíos.”(QA 5)

Mientras irán pasando del bosque alto del Departamento de Pando a las llanuras de la Provincia Vaca Diez fíjense como la acción del hombre ha sometido la selva, pero lamentablemente hasta alejarla y desaparecerla con el fuego, para dejar lugar a la pampa cada vez más pobre donde el ganado se cría y no se engorda y los almendros se han vuelto estériles, dejando el aire más calurosa y seca empobreciendo de lluvia el resto de Bolivia y del mundo.

La belleza de los ríos los impresionará seguramente. Pero recuerden que adentro de estas aguas, que ninguna autoridad se encarga de controlar, corren partículas de mercurio que escapan a la minería de las balsas.

Con el Papa Francisco soñamos que la selva reflorezca con su fortaleza, las culturas amazónicas no desaparezcan con su etnias y organizaciones, la sociedad comprenda que de Amazonía vive y, si la destruye, muere.

Soñamos que la misma Iglesia, mientras acoge nuevas ministerialidades, recuerde contemplar a la Amazonía y se haga protagonista de su protección. Mientras pedimos al Señor que esta Iglesia no siga cada vez más pobre de Sacramentos, fuente de reconciliación y de Comunión.

 

Mons. Eugenio en su homilía de Bienvenida en la Semana de la Hermandad

en la Parroquia Nuestra Señora del Pilar – Cobija